En la mañana de esta jornada de Miércoles Santo, las puertas de los templos de La Orotava permanecen cerradas. Las calles añejas y centenarias aún muestran las señales de las procesiones que, en estos días previos al Triduo Pascual, están pasando por nuestras calles y plazas. Algunas cuelgas todavía permanecen en las ventanas, la cera de las velas impregnan los adoquines y el olor a incienso aún se respira.
¿Todo está en calma? Aparentemente sí. Pero “entre bambalinas”, es decir, detrás de esas puertas cerradas, la actividad es frenética. Sin duda alguna, éste es el día de más trabajo para todos los cofrades que dedican su tiempo y su mejor esfuerzo para que todo salga bien los próximos días. Pero escribo sin temor a equivocarme, que éste es el día que más disfrutamos los que lo vivimos desde dentro, detrás de “las bambalinas”. Porque sí, hoy se trabaja y de qué manera, pero hoy también compartimos momentos muy especiales, hoy comentamos anécdotas de esta cuaresma y lo que llevamos de Semana Santa, hoy nos sentamos todos juntos a la mesa a compartir una comida fraterna y divertida. Hoy nos emocionamos recordando a todos los que nos han dejado, y que el año pasado estaban con nosotros. También nos reímos y bromeamos.
Hoy, Miércoles Santo, en el interior de la Parroquia de San Juan, Paco está haciendo el señorial Monumento, con el sello personalísimo que le caracteriza, y con todo un nutrido equipo de fieles y entusiastas colaboradores detrás ayudando. Mientras, mi gran amigo Ángel se encarga de enramar los tronos de la procesión del Señor de la Columna y la Virgen de Gloria, para que en la noche del Jueves Santo, ambos salgan a la calle luciendo en todo su esplendor. También está Eño retocando las imágenes, dando las últimas puntadas de alfiler a los recogidos de los mantos, y recolocando algún rizo rebelde de la Magdalena.
Hoy, en la Parroquia de la Concepción, mi amigo Enrique y todo el nutrido grupo de jóvenes de la parroquia que le ayudan, están pensando y repensando qué inventar esta vez, para que el Monumento del templo matriz siga sorprendiendo a todos, mientras que mi amigo Eño se encarga de enramar el trono del Santísimo Cristo de la Misericordia.
Hoy, en Santo Domingo, Antonio y todos sus colaboradores de la parroquia, trabajan a destajo y sin cesar, para que el Monumento y la procesión del Encuentro estén totalmente preparados. Y en San Francisco, Julián y José Antonio, se exprimen la cabeza para ser originales y realizar uno de los Monumentos más bellos y creativos de la Semana Santa.
En San Agustín, se ultiman todos los detalles de la procesión de esta noche, con las imágenes del Señor de la Humildad y Paciencia y Ntra. Sra. de Los Dolores. Y en la ermita del Calvario, se preparan todos los enrames de los tronos de la procesión del mediodía del Viernes Santo.
Señores cofrades, villeros de La Orotava, cerca de cincuenta personas en total, trabajan en el interior de las principales iglesias de nuestro pueblo, para que dentro de veinticuatro horas podamos vivir otros Jueves y Viernes Santos históricos, únicos, inigualables y solemnes. A todos ellos, personas que siempre están detrás, “al pie del cañón”, va dedicado este artículo. No pierdan nunca la ilusión, las ganas de trabajar por mantener nuestras tradiciones vivas, y sean buenos transmisores de esta hermosa tradición que hemos heredado de nuestros antepasados, y que tenemos la obligación de legar a las futuras generaciones.
A todos vosotros, mis amigos, GRACIAS.
I. G. S.
¿Todo está en calma? Aparentemente sí. Pero “entre bambalinas”, es decir, detrás de esas puertas cerradas, la actividad es frenética. Sin duda alguna, éste es el día de más trabajo para todos los cofrades que dedican su tiempo y su mejor esfuerzo para que todo salga bien los próximos días. Pero escribo sin temor a equivocarme, que éste es el día que más disfrutamos los que lo vivimos desde dentro, detrás de “las bambalinas”. Porque sí, hoy se trabaja y de qué manera, pero hoy también compartimos momentos muy especiales, hoy comentamos anécdotas de esta cuaresma y lo que llevamos de Semana Santa, hoy nos sentamos todos juntos a la mesa a compartir una comida fraterna y divertida. Hoy nos emocionamos recordando a todos los que nos han dejado, y que el año pasado estaban con nosotros. También nos reímos y bromeamos.
Hoy, Miércoles Santo, en el interior de la Parroquia de San Juan, Paco está haciendo el señorial Monumento, con el sello personalísimo que le caracteriza, y con todo un nutrido equipo de fieles y entusiastas colaboradores detrás ayudando. Mientras, mi gran amigo Ángel se encarga de enramar los tronos de la procesión del Señor de la Columna y la Virgen de Gloria, para que en la noche del Jueves Santo, ambos salgan a la calle luciendo en todo su esplendor. También está Eño retocando las imágenes, dando las últimas puntadas de alfiler a los recogidos de los mantos, y recolocando algún rizo rebelde de la Magdalena.
Hoy, en la Parroquia de la Concepción, mi amigo Enrique y todo el nutrido grupo de jóvenes de la parroquia que le ayudan, están pensando y repensando qué inventar esta vez, para que el Monumento del templo matriz siga sorprendiendo a todos, mientras que mi amigo Eño se encarga de enramar el trono del Santísimo Cristo de la Misericordia.
Hoy, en Santo Domingo, Antonio y todos sus colaboradores de la parroquia, trabajan a destajo y sin cesar, para que el Monumento y la procesión del Encuentro estén totalmente preparados. Y en San Francisco, Julián y José Antonio, se exprimen la cabeza para ser originales y realizar uno de los Monumentos más bellos y creativos de la Semana Santa.
En San Agustín, se ultiman todos los detalles de la procesión de esta noche, con las imágenes del Señor de la Humildad y Paciencia y Ntra. Sra. de Los Dolores. Y en la ermita del Calvario, se preparan todos los enrames de los tronos de la procesión del mediodía del Viernes Santo.
Señores cofrades, villeros de La Orotava, cerca de cincuenta personas en total, trabajan en el interior de las principales iglesias de nuestro pueblo, para que dentro de veinticuatro horas podamos vivir otros Jueves y Viernes Santos históricos, únicos, inigualables y solemnes. A todos ellos, personas que siempre están detrás, “al pie del cañón”, va dedicado este artículo. No pierdan nunca la ilusión, las ganas de trabajar por mantener nuestras tradiciones vivas, y sean buenos transmisores de esta hermosa tradición que hemos heredado de nuestros antepasados, y que tenemos la obligación de legar a las futuras generaciones.
A todos vosotros, mis amigos, GRACIAS.
I. G. S.