Puntual como de costumbre, a las 9 de la noche de ayer, Martes Santo, se abría el pórtico de la Parroquia de Ntra. Sra. de La Concepción, para dar salida a la procesión del Santísimo Cristo Preso y las Lágrimas de San Pedro, una de las de más antigüedad y tradición, de cuantas se celebran en nuestra Semana Santa.
Desde las 8 de la tarde comenzó la Celebración en el interior del templo, concelebrada por varios presbíteros y presidida por la Hermandad del Santísimo Sacramento, y el resto de Hermandades y Cofradías penitenciales, que acompañaron también a los pasos durante todo el recorrido. El Coro parroquial de Ntra. Sra. de La Concepción, corrió a cargo de la animación musical de la Eucaristía.
El trono de San Pedro Penitente lucía un exorno floral de liliums naranjas (el mismo que llevaba hace dos días la imagen de Santa María Magdalena en la mañana del Domingo de Ramos), mientras que el trono del Señor Preso iba ornamentado con las clásicas esterlicias, una flor que por tradición siempre ha llevado esta imagen de Cristo, desde hace muchos años.
La procesión discurría con tranquilidad, ya que el tiempo se había mantenido estable durante todo el día, pero a su paso por la calle de la Carrera del escultor Estévez, comenzaba a caer una ligera llovizna, en forma de gotitas aisladas que presionaron el ritmo de la procesión. Todo pareció quedarse en un pequeño susto, ya que minutos después, esta levísima lluvia se detenía, pero a escasos metros de la Parroquia Matriz, finalizando ambos pasos la procesión, comenzó a caer desde el cielo de la Villa una lluvia intensa que obligó a entrar rápido, sin la posibilidad de que las imágenes se recrearan a la entrada, como suele ser habitual, al compás de alguna marcha.
Sin embargo, excluyendo este pequeño incidente aislado, la procesión del Martes Santo villero se desarrolló solemnemente por todo el recorrido, con un seguimiento de fieles y de cofrades abundante, culminando esta jornada con el entrañable y emotivo acto penitencial de la Venerable Hermandad de la Vera Cruz y Misericordia, ya en el interior del templo.
I. G. S.
Desde las 8 de la tarde comenzó la Celebración en el interior del templo, concelebrada por varios presbíteros y presidida por la Hermandad del Santísimo Sacramento, y el resto de Hermandades y Cofradías penitenciales, que acompañaron también a los pasos durante todo el recorrido. El Coro parroquial de Ntra. Sra. de La Concepción, corrió a cargo de la animación musical de la Eucaristía.
El trono de San Pedro Penitente lucía un exorno floral de liliums naranjas (el mismo que llevaba hace dos días la imagen de Santa María Magdalena en la mañana del Domingo de Ramos), mientras que el trono del Señor Preso iba ornamentado con las clásicas esterlicias, una flor que por tradición siempre ha llevado esta imagen de Cristo, desde hace muchos años.
La procesión discurría con tranquilidad, ya que el tiempo se había mantenido estable durante todo el día, pero a su paso por la calle de la Carrera del escultor Estévez, comenzaba a caer una ligera llovizna, en forma de gotitas aisladas que presionaron el ritmo de la procesión. Todo pareció quedarse en un pequeño susto, ya que minutos después, esta levísima lluvia se detenía, pero a escasos metros de la Parroquia Matriz, finalizando ambos pasos la procesión, comenzó a caer desde el cielo de la Villa una lluvia intensa que obligó a entrar rápido, sin la posibilidad de que las imágenes se recrearan a la entrada, como suele ser habitual, al compás de alguna marcha.
Sin embargo, excluyendo este pequeño incidente aislado, la procesión del Martes Santo villero se desarrolló solemnemente por todo el recorrido, con un seguimiento de fieles y de cofrades abundante, culminando esta jornada con el entrañable y emotivo acto penitencial de la Venerable Hermandad de la Vera Cruz y Misericordia, ya en el interior del templo.
I. G. S.