Estando próximo el Pregón de la Semana Santa de La Orotava, que tendrá lugar el próximo sábado en la Parroquia de San Juan Bautista, La Orotava Cofrade ha tenido la enorme satisfacción de poder entrevistar a Don Santiago González Hernández, en quien ha recaído esta labor. Un pregón siempre causa una gran expectación, y Don Santiago, en esta entrevista a escasos días de la celebración del mismo, abre las puertas de su corazón villero, para atender la llamada del equipo de este blog.
Una entrevista interesante, donde el protagonista nos habla de sus vivencias para con la Semana Santa de éste, su pueblo natal, y donde nos desvela algunas claves de gran relevancia para entender mejor el mundo de las Hermandades y Cofradías, y su papel decisivo en el contexto de la sociedad actual.
Orotava Cofrade: Don Santiago, en primer lugar, gracias por atender y aceptar nuestra petición, al deseo del equipo de Orotava Cofrade, de entrevistarle. Nos consta que conoce usted el blog, una iniciativa que ha salido de un grupo reducido de cofrades que sentíamos la necesidad de difundir en la red nuestras tradiciones religiosas, y la actividad de nuestras Hermandades y Cofradías. ¿Qué le parece esta iniciativa? ¿Le gusta visitar el blog de vez en cuando?
Santiago González Hernández: La iniciativa del blog es magnífica. Yo mismo lo consulto cada vez que puedo o necesito alguna información. Puede ser un medio de comunicación fluida e inmediata con los cofrades, y un instrumento de difusión interactiva para todos los que lo deseen. Cada vez es más habitual descubrir en las enseñanzas del mismo Papa Benedicto XVI su interés por el buen aprovechamiento por parte de los jóvenes, y de la sociedad en general, de las posibilidades que ofrecen los nuevos modos de comunicación, en particular, Internet. En el año 2009 dedicó su Mensaje con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales a los jóvenes con esta propuesta: "Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, de diálogo, de amistad". Benedicto XVI quiere que la vida de la Iglesia, y en particular de la Santa Sede, esté presente en audio, texto y vídeo en Internet.
Santiago González Hernández: La iniciativa del blog es magnífica. Yo mismo lo consulto cada vez que puedo o necesito alguna información. Puede ser un medio de comunicación fluida e inmediata con los cofrades, y un instrumento de difusión interactiva para todos los que lo deseen. Cada vez es más habitual descubrir en las enseñanzas del mismo Papa Benedicto XVI su interés por el buen aprovechamiento por parte de los jóvenes, y de la sociedad en general, de las posibilidades que ofrecen los nuevos modos de comunicación, en particular, Internet. En el año 2009 dedicó su Mensaje con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales a los jóvenes con esta propuesta: "Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, de diálogo, de amistad". Benedicto XVI quiere que la vida de la Iglesia, y en particular de la Santa Sede, esté presente en audio, texto y vídeo en Internet.
O. C.: En La Orotava, usted ha sido ya pregonero tanto de las Fiestas Patronales, como de los Actos Extraordinarios del 250 Aniversario de la Esclavitud del Santísimo Cristo a la Columna. ¿Qué ha supuesto ahora para usted, un sacerdote nacido en la Villa de La Orotava, y respetado y querido por sus vecinos, ser nombrado pregonero de nuestra Semana Santa?
S. G. H.: Obviamente es un honor inmerecido, que mis paisanos, las Instituciones de la Villa, La Comisión Mixta, me pidan este servicio a la Comunidad. Pregonar la Semana Santa para un Sacerdote diríamos que es lo suyo. Estoy muy agradecido y espero corresponder ayudando a centrar el sentido de la misma en el contexto actual.
O. C.: Sin desvelar ningún detalle de su pregón, ¿cómo vive un sacerdote villero, la Semana Santa de su pueblo?
S. G. H.: Yo nací y crecí en una familia cristiana y, muy especialmente mi madre y mi abuela, hicieron un buen “despertar religioso” en mi. Sentaron las bases de un cristiano que, con la Gracia de Dios, trata de responder cada día en fidelidad. Por lo tanto, viví positivamente contagiado del ambiente litúrgico y procesional de la Villa y sintonizo espontáneamente con este sentimiento, con la espiritualidad de la “Religiosidad Popular” y con el papel que las Asociaciones de Fieles (Hermandades, Cofradías y Patronatos), canónicamente constituidos desempeñan en la acción misionera de la Iglesia.
O. C.: Los que hemos tenido el placer de conocerlo fuera del presbiterio, sabemos que antes de ser usted ordenado sacerdote, era un cofrade que asistía con su medalla a las procesiones. Nos imaginamos que se vive de muy diferente manera desde el sacerdocio. ¿Cómo vivía usted esta Semana tan nuestra, siendo un cofrade?
S. G. H.: Desde adolescente me atraía más el Altar. Me tocó vivir como fiel cristiano, cofrade, el paso a los nuevos ritos del Concilio Vaticano II. Yo no entendía mucho lo que sucedía pero estaba convencido que la Iglesia es sabia, es “Madre y Maestra” y la nueva liturgia me encajaba más para una mejor comprensión y vivencia de la liturgia, en sí misma, y el sentido de los pasos en la calle. Siempre entendí que las procesiones son una piadosa y singular catequesis y realizaba los recorridos con las mismas preocupaciones de los demás cofrades, mi turno o equipo de cargadores.
O. C.: Hemos tenido la oportunidad de disfrutar de su predicación, en momentos cumbres de nuestros cultos. Por ejemplo, varias veces lo hemos podido escuchar predicando en la Plaza del Ayuntamiento el Jueves Santo. También recientemente, el año pasado nos ayudó con su reflexión a vivir intensamente la ceremonia del Descendimiento. Esto, son sólo unos pocos ejemplos de su larga trayectoria como predicador en la Villa. ¿Se imaginaba usted, cuando era uno más de nosotros, predicando en los balcones y plazas de nuestra ciudad? ¿Qué sentimientos ha tenido en esas ocasiones y de quién se ha acordado en esos momentos especiales?
S. G. H.: Ciertamente no me lo imaginaba. Siempre piensas que esos servicios de predicación en lugares, vamos a llamar “de solemnidad”, los realizan los más sabios, los más doctos. En los inicios, con “temor, temblor y confianza” uno comienza el Ministerio y el Señor te va llevando por caminos, escaleras y púlpitos insospechados. El sentimiento es siempre de pequeñez, con conciencia de que eres voz de Aquel que te llamó, y por lo tanto, no hablas en tu nombre. Siempre me acuerdo de mis maestros en la predicación que han sido verdaderos testigos, no solo como oradores, sino como itinerantes en el camino de la Santidad: Sacerdotes, religiosas y religiosos, laicos sobrecogidos por la misericordia y el Amor de Dios, llenos de una gran humildad.
O. C.: Don Santiago, al margen de la evolución externa que ha sufrido nuestra Semana Santa, y que se aprecia con sólo mirar una foto antigua, ¿qué diferencias ve usted entre la Semana Santa de antaño, la que usted conoció en sus años de infancia y juventud, y la que actualmente tenemos los villeros?
S. G. H.: Plantean aquí una cuestión de gran calado. Tal vez, en mi opinión, no sea del todo correcto abordar la cuestión “al margen de la evolución externa”. El mismo concepto evolución explicita una simbiosis dinámica, a mi juicio, condicionada, al menos, por cuatro transversales determinantes que inciden, de forma distinta, en el mismo escenario de la historia, a saber: la situación religiosa, económica, política y sociocultural. Estos cuatro elementos constitutivos de la sociedad, en permanente interacción, determinan y condicionan comportamientos, expresiones, sentimientos, etc. que no suponen necesariamente ruptura sino continuidad. Gráficamente lo podemos expresar como los dos polos de una misma línea o cuerda que atraviesa la historia. El Misterio que celebramos es el mismo, pero la economía, los modernos medios de transporte, la comprensión de lo religioso, permiten a los ciudadanos poder entender la Semana Santa, por ejemplo, como una semana vacacional y actuar consecuentemente con su comprensión. Es evidente que el secularismo, el relativismo, el racionalismo y otros tantos -ismos- hacen que el ser humano ponga sus pies en la senda por donde quiere andar y el corazón siga esas huellas. Pero esto fue así en el pasado, lo es en el presente, y parece que estamos abocados a que sea así, al menos, en el futuro próximo. ¿Acaso las manifestaciones religiosas, las vivencias, etc. de los tiempos pasados fueron mejores? Es una cuestión abierta y a la vez apasionante que juguetea entre lo objetivo y lo subjetivo. ¡Apasionante!
O. C.: Suele ocurrir que los que estamos metidos de lleno en los preparativos de nuestras celebraciones, nos cuesta ver con perspectiva si realmente sería bueno cambiar algo, modificar aquello, plantear de nuevo esto otro... También se suele decir que cambiar es bueno, siempre que sea para mejor. Usted, Don Santiago, ¿qué cambiaría de la Semana Santa de La Orotava? ¿Qué tendríamos que mejorar, y qué cosas no modificar nunca?
S. G. H.: Creo, desde la dilatada experiencia del caminar de la Iglesia, que si algo se tiene que cambiar, mejorar, etc. debe estar indisolublemente vinculado a la mejor y más fiel presentación del Misterio de Cristo, de su Santísima Madre y de los Santos, con una radical coherencia a los valores del Evangelio. Jamás debemos actuar con arbitrariedades, imposición, individualidades, mimetismo o rivalidad. La Santa Sede, en la Congregación para el Culto divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó en el año 2002 el “Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia. Principios y Orientaciones” que da luz sobre los temas expuestos en la pregunta. Así mismo la Iglesia Particular (Diócesis) de San Cristóbal de la Laguna elaboró en su día y está en vigencia el “Estatuto Marco para Hermandades y Cofradías” A la luz de éste cada Asociación de Fieles debe elaborar su propio Estatuto y seguir el procedimiento preceptivo en la Curia Diocesana. Ello será un signo inequívoco de Comunión eclesial y garantía de las cosas bien hechas.
La Semana Santa de la Orotava se ha ido configurando a través del tiempo dándole una singularidad donde se combinan; belleza, arte, sobriedad, expresión catequética, piedad, fervor y respeto, participación, conciencia del legado recibido que ha prevalecido generación tras generación sin “agredir” lo Santo de la semana. Tenemos que ser muy conscientes de que llevamos un tesoro como en vasijas de barro, en la fragilidad de nuestras manos y de nuestras consciencias, como diría el Apóstol Pablo. El Tesoro es la Fe, es el Señor. Jamás caigamos en la tentación de atentar y secuestrar a las generaciones venideras el núcleo esencial de la Semana Santa y sus expresiones, la Fe en el Señor y el Misterio que se representa.
O. C.: Entre los cofrades más involucrados en el funcionamiento de las parroquias y las propias hermandades, apreciamos que desde hace dos décadas, aproximadamente, se viene dando un “auge” de las hermandades y cofradías. ¿Aprecia usted, desde su posición, este fenómeno? Y sí es así, ¿qué opinión le merece?
S. G. H.: Es evidente que es así, tal vez debido a factores oscilantes o como definen los sociólogos de la religión, al movimiento pendular. En todo caso es bueno. Lo importante es que el relevo generacional vaya bien acompañado de una formación cristiana solida que nos haga “Adultos en la Fe”, con una experiencia personal y comunitaria de encuentro con Jesucristo que nos haga mas co-frade=hermano con otros.
O. C.: A veces se da que en los cortejos procesionales se puede ver un gran número de hermanos, miembros de las cofradías, que no hacen acto de presencia en la Eucaristía previa. Desde las Juntas Directivas, se ve esta incoherencia, y nos preguntamos cómo podríamos cambiar esto. Don Santiago, le traslado la pregunta, ¿qué podemos hacer para que esto no ocurra?
S. G. H.: Es una gran asignatura pendiente en la acción evangelizadora y sacramental de la Iglesia. Tiene que surgir de la convicción más que de la imposición. Tal vez es fruto de una carencia formativa adulta y de una inadecuada iniciación litúrgica. Persuadir a los miembros de la Hermandad es un arte. ¿Cómo enamorarles del Señor? No tengo la “receta”. Tal vez la paciencia, la constancia, el testimonio, el afecto fraterno, el cultivo de la calidad humana, el fortalecimiento de lo específicamente asociativo, las iniciativas lúdicas como excursiones, convivencias, retiros, etc. pueden fortalecer la cercanía a los hermanos y al Señor.
O. C.: Los cofrades, nos relacionamos a diario con personas ajenas a las hermandades, incluso a la Iglesia. En algunas ocasiones, en nuestros trabajos, en nuestros centros de estudio, etc., hemos tenido que hacer frente a duras críticas por ser cristianos, por defender los valores de la Iglesia, y también, por qué no decirlo, por asistir a las procesiones y manifestar nuestra fe externamente. Usted como sacerdote que vive de cerca nuestra labor, ¿qué argumentos puede ofrecerle a los cofrades que estén leyendo esta entrevista y se puedan sentir identificados con esta situación?
S. G. H.: ¿Alguien ha dicho que ser cristiano, discípulo y testigo de Jesucristo fuera un camino de rosas? Fuera de la fraternidad de hermanos, y aun dentro de ella, podemos encontrar espinas: El Papa, Obispos, sacerdotes, religiosas/os, laicos, experimentamos, en ocasiones, desprecio, insultos, desapego, intolerancia, y no pocos, el martirio. En estas circunstancias debemos recordar aquellas palabras puestas por San Lucas en labios del Nazareno: “si esto hacen al leño verde, ¿qué no harán al seco?".(Lc 23,31)
O. C.: De los estatutos de nuestras Hermandades y Cofradías, se deriva una idea básica. Nuestras instituciones deben atender a tres necesidades de la Iglesia: el culto, la formación y la caridad. En las filas de nuestros miembros, la primera y la última, parecen a priori más asumidas, pero no así la segunda, la formación. ¿A qué cree usted que se debe este problema?
S. G. H.: Este problema de la formación en la Iglesia no es nuevo, lo tienen que afrontar prontamente los Apóstoles "Estad prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo”(1 Pe 3, 5-18). Por ello no nos debe de extrañar que en los objetivos y planes pastorales de las Iglesias Particulares, los Obispos insistan, en todo tiempo en la necesidad de la formación, pues “nadie puede amar aquello que no conoce y no puede testimoniar a Aquel a quien no ama” Ya indique anteriormente mi parecer al respecto, con algunas indicaciones que pudieran, a mi juicio, “enamorarnos de la formación cristiana”.
O. C.: En la sociedad actual, hay una crisis de fe grande, y desde las hermandades se aprecia que el problema radica en la Educación, en qué valores estamos inculcando a nuestros menores. Usted como sacerdote, ¿qué nos puede aconsejar a los cofrades para que podamos contribuir a resarcir este mal? ¿Cree usted que las hermandades juegan algún papel destacado en la sociedad? De ser así, ¿cuál sería ese papel y que herramientas debemos usar para desempeñarlo?
S. G. H.: Esta es otra cuestión de gran envergadura y de enorme actualidad. En su reciente viaje a España, Compostela y Barcelona, el Santo Padre nos expreso su preocupación por esta misma realidad. Hay una crisis generalizada de valores, no solo económica. Las Hermandades tienen que tener (una vez más incidimos en ello), la formación adecuada para responder a estos retos en la familia y en la sociedad. Se puede organizar en el ámbito parroquial o arciprestal. Hay intentos de ofrecer dicha formación. Tenemos que convencernos que la catequesis recibida con ocasión de la primera Eucaristía o de la Confirmación no es suficiente para “dar razón de nuestra fe” y asumir, con fortaleza los retos de la sociedad actual.
Hay que reforzar los cimientos para que el compromiso perdure y de frutos. No es necesario recordar que los cofrades, individual o comunitariamente, deben ser fermento en la Iglesia y en el mundo con las herramientas que ya tienen a su alcance, junto a vuestros Pastores, nunca sin ellos. ¡Usarlas con creatividad!
O. C.: Don Santiago, recientemente el mundo cofrade de la Orotava ha perdido dos baluartes de nuestra vida religiosa y de nuestras tradiciones, Don Buenaventura Machado Melián, y Doña Gloria Rodríguez Pérez. Usted que los conoció a ambos, ¿con qué recuerdos se queda de ellos?
S. G. H.: Dos grandes personas, forjados en valores humanos y cristianos. Personas, cada cual en su campo, que dieron la talla y dejaron, en nuestros corazones, un testimonio imborrable para la memoria de la Villa ¡Gracias! por demostrarnos que con el Amor todo es posible, todo tiene sentido.
O. C.: Pues Don Santiago, por nuestra parte, esto ha sido todo. Dejamos esta última pregunta abierta, para que sea usted el que nos diga lo que quiera, lo que crea oportuno, y que con sus palabras se cierre esta conversación. Muchísimas gracias por atendernos, y estamos seguro que el pregón del próximo sábado 2 de abril, será una preciosa ocasión para estar con su pueblo como pregonero, y una motivación para la Semana Santa en general. Nos quedamos con sus palabras...
S. G. H.: Soy yo el que agradece el servicio que desde el blog “Orotava Cofrade” prestan a las Hermandades, a la Iglesia y a la sociedad. Jóvenes voluntarios que con imaginación y la presteza innata de vuestra generación ponen las nuevas tecnologías al servicio de la fe, sumando esfuerzo, trabajo e ilusión, junto a muchos más que como nosotros caminan hacia la misma Meta ¡Ánimo!