lunes, 12 de marzo de 2012

Orotava Cofrade entrevista a Juan Alejandro Lorenzo Lima, pregonero de la Semana Santa de La Orotava 2012.

El próximo sábado 17 de marzo, a las 8 de la tarde, tendrá lugar uno de los actos previos a nuestra Semana Santa más esperados, el pregón. La parroquia de Santo Domingo será el lugar elegido para esta ocasión, y el encargado de dar lectura al pregón será, como ya se adelantaba, Don Juan Alejandro Lorenzo Lima, hijo de esta Villa, y Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Granada.

El equipo de Orotava Cofrade a tenido la suerte de poder entrevistarle para que nuestros lectores puedan disfrutar de una interesantísima charla, en donde se adelantan algunos detalles sobre el pregón que pronto viviremos, analizando a su vez interesantes aspectos sobre la idiosincracia de nuestra Semana Mayor, y el cuidado al que moral y legalmente estamos obligados a desarrollar sobre nuestro patrimonio.

Orotava Cofrade: En primer lugar, quisiéramos comenzar dándote las gracias en nombre de todo el equipo de Orotava Cofadre, por aceptar concedernos esta entrevista. Como pregonero de la Semana Santa de La Orotava 2012, nos gustaría conocer cuáles son tus impresiones sobre la misma, cómo la vivías en el pasado y cómo la vives actualmente en el presente. Qué cosas destacarías como cualidades especiales, y qué otros aspectos considerarías que se deben mejorar. Pero ya iremos entrando en esas cuestiones...

¿Cómo y cuándo recibes la noticia de tu designación como pregonero de la Semana Santa 2012?

Juan Alejandro Lorenzo Lima: La noticia la recibí semanas antes de que dieran inicio los Carnavales, cuando un integrante de la Comisión Mixta de Semana Santa me telefoneó para conocer mi disposición al respecto. Sin dudarlo y de modo impulsivo dije sí, pero he de reconocer que fue toda una sorpresa y una osadía por mi parte. Entonces ya estaba estipulado lo esencial del acto: fecha, templo donde tendría lugar, condiciones protocolarias, etc., por lo que resulta elogiable el empeño que tanto la Comisión como el Ayuntamiento han puesto en él. Es importante que esta celebración no decaiga, ya que preludia los importantes actos religiosos que se avecinan.

O.C.: ¿Qué se te paso por la mente en ese instante?

J.A.L.L.: Pues sentí mucha responsabilidad. El reto es difícil y espero no defraudar a quienes esperan con ilusión e inquietud la llegada de este acto para dar inicio a los actos de nuestra Semana Santa. Creo que a los pocos días, después de meditar mucho sobre lo que iba a hablar, fui consciente de que escribir algo en condiciones implicaba demasiadas complicaciones. Un pregón de este tipo es muy personal y no siempre llegas a todo el mundo de la misma forma. Aún así, lo intentaré...

O.C.: ¿Cómo recuerdas ese momento?

J.A.L.L.: De un modo muy simpático, porque recuerdo que la llamada al móvil me pilló saliendo de la Biblioteca de la Universidad cargado de libros. Así que tuve que descargar, apoyar todo en un banco incómodo de Guajara y tomarme la noticia con calma. Otra no quedaba después de haberme precipitado con el sí. Hay veces en que la impulsividad juega malas pasadas, (risas).

O.C.: ¿Esperabas que algún día este momento llegaría?

J.A.L.L.: La verdad es que no sé qué responder. Imagino que sí, pero no tan pronto. Creo que esto ha sido un regalo anticipado, aunque he de reconocer que mi sí tan temprano se debe a que este año cumplimos el II centenario de la Constitución proclamada en Cádiz el 19 de marzo de 1812, conocida popularmente como la Pepa. Quizá por ello y por el deseo que tenía de rememorar esta efeméride en La Orotava me aventuré a aceptar la invitación. Pensemos que el pregón tiene lugar dos días antes de la celebración y era una oportunidad única de aludir al tema en un acto de tanto calibre, ya que, como tendré ocasión de explicar en mi intervención, fue un acontecimiento crucial para la Villa y todo lo que sucedía en ella, incluyendo, claro está, la Semana Santa.

O.C.: En la Villa, no siempre, pero en la mayoría de las ocasiones, el pregonero de la Semana Santa ha sido un sacerdote. ¿Qué podemos esperar de un pregón realizado por un seglar, que además es doctor en Historia del Arte?

J.A.L.L.: Pues no mucho vinculado con lo habitual en estos casos. Quienes me han precedido en el uso de la palabra ya han glosado la grandeza de los misterios que rememoramos cada primavera, otros han contado con pomposa literatura sus vivencias y sensaciones, y otros, los más, han descrito con datos y bellas reflexiones páginas muy recientes de nuestra Semana Santa. Ante todo ello, poco o muy poco puedo hacer al respecto. Así que me he propuesto hacer un pregón a mi forma, donde se unen dos temas diferentes: mis recuerdos o vivencias villeras, que se remontan esencialmente a lo sucedido en la década de 1990, y luego un repaso por la Semana Santa local en 1812, fecha que, como anticipaba antes, pretende rememorar el II centenario constitucional. Es un viaje a la Semana Santa que Fernando Estévez (1788-1854) conoció en sus inicios puntual de nuestra historia, sino que he intentado acercar lo más genuino de aquella celebración decimonónica con un lenguaje sencillo y claro. En el fondo todavía perviven muchas prácticas y usos de entonces, por lo que esas vivencias que explico al principio parecen tener vigencia dos siglos después. En realidad es un homenaje a quienes han permitido que nuestros actos religiosos se mantengan del modo en que los conocemos, sujetos a una tradición que afortunadamente no ha sido contaminada por modas y modismos foráneos.

O.C.: . La verdad es que, a pesar de ser joven, tienes una trayectoria profesional larga, y has dado muestras en muchas ocasiones de tu buen hacer como historiador del Arte. ¿En qué crees que La Orotava y su rico patrimonio histórico-artístico ha influido para que tú te adentraras en este mundo?

J.A.L.L.: Pues mucho. A sus templos y a su rico patrimonio les debo la profesión que he elegido. La verdad es que nunca dudé de mi vocación de historiador del arte, aunque todos sabemos que el camino profesional elegido no es tan fácil. Aún así, no puedo quejarme, jajaja. En el pregón hablo un poquito de ello, pero de lo que no cabe duda es de que cuando te haces mayor –o en mi caso un poco más mayor– eres consciente de la suerte que has tenido de crecer rodeado de bellas esculturas de Pedro Roldán, José Luján Pérez, Fernando Estévez, Blas García Ravelo y otros tantos, por citar sólo una manifestación de las muchas que ofrece el patrimonio villero.

O.C.: ¿Tu temprana implicación en la actividad cofrade de la Villa, y especialmente en la Parroquia de San Juan Bautista, ha tenido algo que ver en esa decisión?

J.A.L.L.: Sí, pero creo que, en vez de cofrade, es crucial la dedicación de monaguillo. Fueron muchos años de dedicación a la parroquia de la Villa de Arriba. Allí crecí y eso, quieras o no quieras, te marca. Como dice el tópico, en el fondo uno es de donde ha crecido y ha vivido. De todas formas, tengo la sensación de que mi deuda con el templo del Farrobo y con su historia se solventó en parte en 2008, cuando tuve la oportunidad de publicar un pequeño librito sobre su acontecer histórico y patrimonial (El legado del Farrobo). Aún así, todavía queda mucho por escribir al respecto y poner al día el conocimiento sobre el pasado de las iglesias y devociones locales. No creo en los bandos ni en los clanes. Uno es de todos sitios y de todas partes. La Historia del Arte no entiende de regiones, localidades y edificios en concreto. Es necesario contextualizar bien en el espacio y el tiempo cualquier fenómeno histórico-artístico.

O.C.: ¿Cómo ve Juan Alejandro Lorenzo Lima la Semana Santa de La Orotava actualmente?

J.A.L.L.: He de reconocer que no ando tan conectado como antes, pero sí noto que han cambiado muchas cosas. De ello hablo algo en le pregón, aunque creo que a mí no me corresponde juzgar esas cuestiones. Me limito a ser un simple espectador, un testigo mudo de cuanto acontece en días de tanto recuerdo.

O.C.: ¿Consideras que ha habido una evolución en ella negativa o positiva?

J.A.L.L.: Pues depende de como se mire. Hay cosas que han avanzado positivamente y otras no tanto. No voy a insistir en aspectos de liturgia, cofradías o música procesional, pero como historiador del arte ando algo preocupado. He de reconocerlo. Cuando uno ve viejas fotografías y establece comparaciones con lo sucedido en nuestro tiempo las diferencias son mucho más grandes de lo que parece a simple de vista. Sólo me limitaré al tema de las imágenes porque me toca más de cerca, ya que debemos mantenernos lo más fiel posible a los antiguos atuendos, a la forma de vestirlas, al modo de su disposición en los templos, a no alterar los tronos en proporciones ni en los elementos que los adornan, etc. Así, por ejemplo, las Dolorosas antes llevaban simples tocas de encaje o hilo, no se alteraban sus proporciones con hombreras y similares, los mantos nunca se abrían tanto a la altura de la cabeza y hombros, no llevaban aparatosos bordados, etc. Es sólo un ejemplo de lo que nos encontramos. Quizá convenga hacer un examen de conciencia e intentar no perder el rumbo, porque, de lo contrario, estaremos falseando la misma obra que autores como Luján Pérez, Fernando Estévez o Cayetano Fuentes y Nicolás Perdigón con sus reformas concibieron en un momento dado. La meta es alcanzar verdaderos productos de época, no piezas rehechas hace pocos años o con apariencia de 2012. Y claro, ya más conflictivo es el tema de las restauraciones o tratamientos de conservación que se practican a ciertas obras de arte y no respetan ese mismo espíritu, tendiendo la gravedad de que algunas son efectuadas al margen de la normativa vigente o incumpliendo el dictado de los organismos competentes. Pero ése es un tema peliagudo que conviene obviar ahora por razones de fuerza mayor.

O.C.: Y a nivel personal, ¿cómo la vivías antes, desde dentro, y como la vives actualmente? ¿Ha cambiado el prisma?

J.A.L.L.: Pues de modo diferente. Antes era actor principal de ella y, como decía antes, ahora me limito a ser un espectador expectante. Creo que hay poco sitios donde la Semana Santa se viva de un modo tan especial como aquí, pese a lo ya señalado y a otras cuestiones que la distorsionan en parte.

O.C.: Siempre se ha comentado, dentro del mundo cofrade, que en La Orotava las tradiciones suelen permanecer bastante inalterables a pesar del paso de los años ¿Qué cualidades primigenias destacarías en la Semana Santa de La Orotava?

J.A.L.L.: Destacaría muchas y pocas la verdad. Lo esencial es que, a mi juicio, no se han perdido dos cualidades esenciales. Por un lado, el apego de la población por las imágenes y los cultos. Afortunadamente no somos una Semana Santa espectáculo. La gente que participa de ella la vive intensamente, participa en las cofradías, se involucra mucho en la vida de los templos y tiene devoción por las esculturas que acompaña por calles en pendiente con redoma o con vela en las manos. Y por otro, yo diría que fundamental, es que se sigue conservando la costumbre de portar los tronos a hombros (por la orografía villera la rueda resulta imposible) y la costumbre de ataviar a los cofrades con traje negro salvo contadas excepciones muy bien justificadas y nada estridentes. Tampoco se ha perdido por suerte la costumbre de los Monumentos ni el esmero en la liturgia, de modo que la Semana Santa se vive por igual en la calle y en los templos. Eso es para felicitarnos, ya que sólo basta con echar un vistazo a lo sucedido para fuera para comprender el beneficio de tal circunstancia.

O.C.: ¿Por qué se le suele considerar diferente a otras semanas santas, incluso dentro de la propia isla de Tenerife?

J.A.L.L.: Creo que por el conjunto de cosas ya referidas y porque los modismos de fuera, tan andaluces y castellanos, no se han introducido para alterar nuestra propia tradición.

O.C.: Desde tu punto de vista, ¿crees que hay que trabajar en algún sentido determinado con el fin de mejorar algún aspecto que consideres relevante?

J.A.L.L.: El único camino lo marcan dos líneas básicas de actuación: respeto a la tradición y extremo cuidado por el los bienes patrimoniales heredados, atendiéndolos, eso sí, con medidas legales, transparentes y acordes al consenso de todos, porque, a fin de cuentas, el patrimonio es un legado colectivo y, como tal, todos, los versados y los no tan versados, tenemos capacidad de decidir en distinta medida. Hace unos años la Junta de Andalucía lanzó una campaña de concienciación donde se planteaba que en cuestiones de Patrimonio Histórico todos sumamos. Considero que no queda otra. En este sentido no pueden tomarse decisiones unilaterales y sin el asesoramiento pertinente. Lo malo es cuando hasta el propio responsable falla o no responde a los niveles de calificación deseables en cuestiones tan serias y que a veces no tienen marcha atrás. Éste es un mundo igual de complejo que frustrante.

O.C.: ¿Crees que se está haciendo todo lo posible por cuidar el rico patrimonio que se atesora?

J.A.L.L.: Depende. Hay tantas variantes y casos como cofradías. Mi consejo en estas cuestiones es que se dejen asesorar y pregunten a los especialistas en la materia (historiadores, restauradores titulados, técnicos de la materia, etc.) todo lo que haga falta. En el fondo tienen una responsabilidad muy grande. Creo que nadie en su sano juicio y con conocimientos en estas cuestiones negaría tal apoyo. El problema es que a veces no se pide... y pasa lo que pasa. En fin, nada nuevo.

O.C. y J.A.L.L.: No queremos hacerte desvelar ningún secreto del próximo pregón que tendremos ocasión de disfrutar el próximo sábado día 17 de marzo, así que te preguntaré sobre qué esperas tú como pregonero que suceda ese día. ¿Estás preparado? Si, ¿por qué no? (risas). El texto está acabado desde hace unas semanas y ya he ultimado el montaje de las imágenes que voy a proyectar junto a un pequeño vídeo en el que he recibido la inestimable colaboración de Josué Hernández. Sirva esta mención como prueba de agradecimiento. Nos ha regalado unos minutos de música e imágenes impagables. Espero que gusten. ¿Nervioso? No. Más bien inquieto por ver si acierto con lo que he preparado. Ya dije que tengo el listón muy alto. ¿De quién te acordarás en un momento tan especial? Pues de las muchas personas que se citan en el pregón y de otras tantas que ya no están con nosotros y no pude incluir por razones de espacio y tiempo. En el fondo la Semana Santa es una celebración colectiva y de nombres con mayúscula para lo anales de la historia local.

O.C.: ¿El próximo será el Pregón de las Fiestas Patronales? ¿Te gustaría?

J.A.L.L.: No. La verdad es que no. Ya con éste tengo de sobra, aunque sí he de reconocer que me gustaría que un historiador del arte reflexione a fondo sobre la fiestas de junio en un buen pregón, de esos que se recuerdan durante mucho tiempo. Creo que aún queda mucho por decir sobre tradiciones tan importantes como las alfombras y los cultos de San Isidro. A mi juicio se han tocado desde una perspectiva muy superficial. Hay que contextualizarlas algo mejor e incidir en el panorama religioso del siglo XIX para comprender su existencia y evolución posterior. Pero ese reto no me corresponde a mí. Hecha queda la sugerencia.

O.C.: Pues Juan Alejandro, muchísimas gracias por compartir con todos los lectores de Orotava Cofrade esta pequeña charla. Esperamos ya con ilusión y ganas escucharte pregonar una de las semanas santas más relevantes de nuestro panorama autonómico, y si lo tienes a bien, con tus palabras concluimos, para que añadas cualquier impresión que quieras compartir con nosotros. Muchas gracias y nos vemos en Santo Domingo.

J.A.L.L.: Pues nada. Espero que podamos compartir este rato de recuerdo e historia el próximo sábado en la parroquia de Santo Domingo, en el pregón oficial de Semana Santa ¡Un saludo!