La piedad popular de la Villa de La Orotava, como pueblo que hunde sus raíces en el sentir religioso más profundo siempre ha celebrado, desde antiguo, fiestas a María Santísima por el día 15 de agosto, Asunción a los cielos en cuerpo y alma de la excelsa Señora. Si bien estas celebraciones residían en el sentir del pueblo y del cual se hicieron uso de difundir las órdenes religiosas, las autoridades eclesiásticas no hacían referencia a ello, a su exaltación y difusión, tanto es así que el Dogma de la Asunción de Nuestra Señora se producía en Roma en 1950 de manos de S.S. Pío XII, por medio de la Bula Munificentissimus. Dichas órdenes se encargaron de potenciar estos aspectos y de difundirlos, así no podemos olvidar como los jesuitas y los franciscanos, de quienes hablaremos más tarde, se hicieron abanderados de la difusión, tan sentida por la población, como la de ensalzar el Dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, hasta que se oficializara en 1854.
De hecho hay constancia de que ya la Virgen de los Remedios de la Parroquia de San Juan Bautista salía tal día como ese. Sin embargo, hoy día los ojos de los villeros miran a la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, de la cual procesiona la imagen de Ntra. Sra. de Candelaria, obra del escultor orotavense Ezequiel de León, siguiendo la tipología de imagen que tanto en su vida labró de la imagen de la Virgen de Candelaria que se venera en la localidad sureña de su mismo nombre, obra de otro villero, Fernando Estévez.
No obstante, queremos hacer un guiño desde Orotava Cofrade, a una devoción que tuvo tanto arraigo en nuestra localidad en tiempos pasados, llegando a permanecer en el olvido, intacta, como imagen congelada de aquellos siglos en los que por empinadas calles bajaba la Señora desde su altar de la Iglesia de San Lorenzo.
Dicha imagen es la de Nuestra Señora del Tránsito, o conocida popularmente como la Virgen Difunta. Esta imagen perteneció al convento de padres franciscanos de nuestra Villa, donde recibía notabilísimos cultos en el mes de agosto, contando con una activa cofradía tristemente desaparecida desde el siglo XIX, según nos dice Lorenzo Lima en el Libro, “El Tesoro de La Concepción”. Esta imagen anónima poseía capilla propia calificada de espléndida, y en torno a ella se fue atesorando un gran patrimonio, del cual nos ha llegado hasta nosotros, hoy en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Concepción, diferentes enseres, desde su rico ajuar textil, hasta elementos lígneos como la urna de madera dorada y cristales o la fastuosa urna de plata cincelada del s. XVIII.
Es una imagen que caló hondo en la piedad más sencilla, en la piedad popular, buen papel hizo la comunidad franciscana entre las clases populares de la Villa. A finales del s.XIX nos dice Lorenzo Lima que la imagen comenzó a entrar en declive aunque contó hasta 1820 con tercia, misa y procesión en el día de la infraoctava de la Asunción.
Nos dice D. Manuel Hernández González, en “Los conventos de La Orotava”, que la imagen tras los cultos en la iglesia de San Lorenzo, bajaba en procesión hasta la iglesia de San José de las claras, hoy ocupado su terreno por las Casas Consistoriales, y que allí se producía como en la Semana Santa con el Señor Difunto, el entierro de la Virgen y su ascenso en cuerpo y alma a los cielos, en su día el 15 de agosto. Era un acto religioso multitudinario, de gran y profusa teatralidad en el cual entre cuerdas y poleas los frailes ascendían la imagen de la Virgen por encima de las cabezas de la multitud y retablos, y seguidamente destapaban otra imagen de la Señora, ya en el cielo, entre vítores, vivas desgarrados, aplausos y lluvia de pétalos de flores.
Cultos de antaño que querían conmover al feligrés, al devoto que se apilaba ante aquella manifestación de fe, que servía de catequesis a una sociedad carente de cultura y aprendizaje.
Fue tanto el arraigo popular que obtuvieron estas prácticas que eclipsó las celebraciones a la Virgen de los Remedios en la Parroquia de San Juan Bautista, cambiando esta última la fecha de su celebración. Sin embargo, los avatares del siglo XIX, y la Desamortización terminaron por que esta devoción, a lo cual hay que exponer que La Orotava es de los pocos pueblos de Canarias que celebraba cultos a esta singular iconografía mariana junto a La Laguna, Icod de los Vinos y Teguise, acabara cayendo en el olvido de la sociedad villera.
Esta imagen desde hace algunos años se coloca en la capilla de la Inmaculada Concepción, para presidir los cultos que se organizan en dicha parroquia con motivo de la Asunción de la excelsa Señora. Desde aquí y en nombre propio, animar a la parroquia para que rescate y se potencie, según corren los tiempos, esta entrañable y antigua celebración que tanto arraigo tuvo en la Villa de La Orotava, dado que no podemos olvidar que es ella misma una catequesis, ya que de los misterios marianos este ha de ser uno de los más importantes, pues María, la perfecta cristiana, la nueva Eva, la Reina de todo lo creado ha sido asunta a los cielos, junto al Padre, en cuerpo y alma.
Que este 15 de agosto sea una nueva oportunidad para empaparnos del ejemplo de María de Nazaret, que este nuevo 15 de agosto sea ocasión para honrar a la Madre del Señor, siguiéndola, imitándola.
G. C. H.