Doña Gloria, como la conocemos todos, es una verdadera institución en el mundo cofrade gracias a su intensa labor como camarera y costurera de las hermandades de la Villa. Casi todos los templos de La Orotava cuentan en su haber con alguna obra salida de sus manos. Además, a lo largo de toda su vida y desde muy joven, ha estado ligada estrechamente a la Parroquia de San Juan Bautista, donde ha trabajado como camarera de Ntra. Sra. del Carmen, de Ntra. Sra. de los Dolores, y de todas las imágenes de candelero que procesionan desde el templo del Farrobo. También de modo especial, estuvo vinculada durante muchos años a la Parroquia de Santo Domingo, siendo la vestidora de los pasos de la Procesión del Encuentro.
Enumerar aquí todos sus trabajos es imposible, pues son muy numerosos y su ubicación actual traspasa nuestras fronteras, pero baste decir que ha supuesto un incremento notable de nuestro patrimonio artístico, así como la renovación del ajuar de muchas de nuestras imágenes a las que se le rinde culto durante todo el año. Constituyen un tesoro a conservar para el futuro, y ha marcado un estilo y una época dentro de su buen hacer como camarera. Es indudable que vestir una imagen es culminar su hechura, completar la obra de un artista hasta llenarla de plenitud, de sentido. Un arte efímero que cada año Doña Gloria ha sabido renovar, para que pudiéramos venerar nuestras imágenes en todo su esplendor, con su mejor cariño y esfuerzo.
Por tanto, vaya desde aquí nuestro homenaje, y la mayor de las felicitaciones, por este reconocimiento tan merecido, y por los muchos años que nos ha dedicado a todos nosotros, cofrades villeros. Con su labor hermosa y callada, ha contribuido a que nuestra Semana Santa y el resto de Festividades que se celebran durante la liturgia anual, sean hoy en día un referente para toda nuestra Comunidad.
Doña Gloria, gracias.
I. G. S.
