- En tu mirada se para
- el reloj estremecido.
- Año tras año perdido
- y ni una arruga en tu cara.
- Siempre más bella, más clara,
- cubriendo, pía, tu pelo.
- Crono en ti paró su vuelo
- -¡gracia, como tú, exquisita!-
- para no verte marchita
- radiante Flor del Carmelo.
Eduardo Duque, 2012