A la Dolorosa de San Juan
Toma, María, el pañuelo
de mi corazón contrito,
que pese a tanto delito
llora con tu desconsuelo.
Tómalo, Reina del Cielo,
enjuga tu tez doliente,
y con él la santa fuente
de tus claros ojos seca,
sin ver lo mucho que peca
sino cuánto se arrepiente.
de mi corazón contrito,
que pese a tanto delito
llora con tu desconsuelo.
Tómalo, Reina del Cielo,
enjuga tu tez doliente,
y con él la santa fuente
de tus claros ojos seca,
sin ver lo mucho que peca
sino cuánto se arrepiente.
Eduardo Duque. 2012